Oct 31, 2012

¿Para qué sirve el Yôga?


Foto: kassioblog.blogspot.com


¿PARA QUÉ SIRVE EL YÔGA?
Hay personas que practican Yôga. Otras prefieren Karate, Ballet, Tenis, Piano, Pintura, etc., cada cual de acuerdo con su temperamento. Sin embargo, todas esas personas tienen algo en común. Es que los adeptos a esas disciplinas se dividen en dos tipos de practicantes: aquéllos que estudian y se ejercitan muchas horas, diariamente, durante años, sin esperar ningún beneficio, y los que sólo practican alguna de esas modalidades buscando alcanzar una ventaja cualquiera. No es necesario decir que los primeros son los artistas, campeones y virtuosos.
 
Antes de abordar los efectos propiamente dichos, nos gustaría hacer algunos comentarios sobre la postura estereotipada del público en relación con este tópico.

Cuando se habla sobre Yôga, surge enseguida la pregunta: “¿Para qué sirve el Yôga, cuáles son los beneficios que proporciona?” Piense bien: ¿por qué el Yôga debería proporcionar algún beneficio?
 
En estos últimos 50 años no hubo un entrevistador de televisión que haya dejado de hacer esa inevitable pregunta, al iniciar su diálogo con un instructor de Yôga. Son escasas las personas que, al ser instadas por un amigo a practicar Yôga, no preguntan lo mismo, como si declararan: “Está bien, puedo llegar a practicar Yôga, pero ¿qué es lo que gano con eso?”
 
Si esa persona fuera invitada a practicar Tenis, Karate, Natación o Danza, ¿preguntaría para qué sirve cada una de esas modalidades, o qué beneficios va a recibir si concede la gracia de su presencia?
 
No es convincente la justificación de que es necesario hacer tal pregunta porque nadie conoce bien el Yôga. Eso puede servir para los segmentos semi-analfabetos de las poblaciones pobres, pero no para las clases medianamente instruidas. El Yôga está sumamente difundido desde hace más de un siglo en Occidente. Es difícil encontrar un club que no ofrezca clases de Yôga. Rara es la revista que no publique por lo menos un reportaje por año sobre el tema. Por lo tanto es una postura viciosa, salida no se sabe de dónde, ésa que induce a la gente a hacer automáticamente aquella pregunta nada lisonjera.
 
¿Por qué motivo el Yôga debería proporcionar algún beneficio? El Golf, el Tenis, la Gimnasia Aeróbica, el Rugby, el Skate, el Surf, la Gimnasia Olímpica y muchas otras actividades físicas son proverbialmente perjudiciales para la columna, articulaciones, ligamentos, pero a pesar de eso hay legiones que se dedican a ellas, aun sabiendo que traen más perjuicios que beneficios. ¿Alguien preguntaría: “¿Para qué sirve la Gimnasia Olímpica? ¿Qué beneficios me va a proporcionar? Necesito saber antes de decidirme a practicarla. ¿Cómo voy a comenzar sin saber para qué me sirve?” ¿Para qué sirve aprender pintura, escultura, teclado o canto? ¿Alguien en su sano juicio preguntaría tal cosa? 

YÔGA ANTES QUE SEA NECESARIO
 
Practique Yôga por placer, como practicaría alguna de aquellas modalidades deportivas o artísticas. Consideramos un procedimiento más noble ir al Yôga no con la finalidad de beneficios personales, sino impulsado por el mismo motivo que induce al artista a pintar su cuadro: una manifestación espontánea de lo que está en su interior y necesita ser expresado. Practique Yôga si le gusta, si tiene vocación, si ya está hirviendo en sus venas. No porque precise.

No se justifica buscar el Yôga tampoco por una motivación espiritualista, pues no deja de ser una forma de egotismo disimulado, ya que busca una ventaja espiritual.
 
Si el practicante busca exclusivamente las consecuencias secundarias, que son la terapia, la estética, la relajación, se limitará a las migajas que caen de la mesa, y el instructor no logrará enseñarle realmente Yôga, tal como el profesor de Ballet no podrá enseñar danza a un alumno que sólo quiera perder peso.

Texto extraído del libro "Yôga Avanzado",  Maestro DeRose.

Oct 17, 2012

¿Qué es el ÔM?


El ÔM es el símbolo universal del Yôga, para todo el mundo, todas las épocas y todas las ramas de Yôga. Pero cada escuela adopta un trazado particular que pasa a ser su emblema. Unos son más correctos, otros menos; unos más elegantes, otros no tanto; y algunos son iniciáticos, otros, profanos. Esto lo puede percibir un iniciado por la simple observación de la caligrafía adoptada, o bien prestando atención en el momento en que el símbolo es trazado.

Aquel dibujo semejante al número 30 que aparece en casi todos los libros y entidades de Yôga, es una sílaba constituida por tres letras: A, U y M (fonema AU + M). Se pronuncia ÔM. Un error común a los que no conocen Yôga es el de pronunciar las tres letras: “AUM”. Trazado en caracteres, es un yantra. Pronunciado, es un mantra. Hay innumerables maneras de pronunciarlo para obtener diferentes resultados físicos, energéticos, emocionales y otros.

Los caracteres usados para trazar el Ômkára parecen pertenecer a un alfabeto todavía más antiguo que el dêvanágarí, utilizado para escribir el idioma sánscrito. Consultando un diccionario o gramática de sánscrito, podemos notar que el alfabeto dêvanágarí es predominante-mente rectilíneo y que el propio ÔM en aquel alfabeto se escribe según esa tendencia. Pero saliendo del dominio de la gramática y de la ortografía hacia el de la filosofía, sólo encontramos el ÔM escrito de otra manera, con caracteres exclusivamente curvilíneos, lo que demuestra su identidad totalmente distinta. Eso también puede notarse en nuestra medalla, que posee algunas inscripciones en sánscrito alrededor del ÔM.

ÔM no tiene traducción. Con todo, los hindúes lo consideran como el propio nombre del Absoluto, su cuerpo sonoro, debido a su antigüedad y al amplio espectro de efectos recogidos por quien lo vocaliza de manera exacta, o lo visualiza con un trazado correcto.
 
En las escrituras de la India antigua el ÔM es considerado como el más poderoso de todos los mantras. Los otros son considerados aspectos del ÔM y el ÔM es la matriz de los demás mantras. Se lo denomina mátriká mantra, o sonido matriz.

El ÔM es también el bíja mantra del ájña chakra, es decir, el sonido simiente que desarrolla el centro de fuerza situado entre las cejas, responsable de la meditación, intuición, inteligencia, premonición e hiperestesia del pensamiento. Por eso, es el mantra que produce mejores resultados para las prácticas de dhyána y samyama, como así también despierta un buen número de siddhis.

Siendo el mantra más completo y equilibrado, su vocalización no presenta ningún peligro ni contraindicación. Es estimulante y al mismo tiempo aquietante, pues consiste en una vibración sáttwica15, que contiene en sí tamas y rajas sublimados.

Cuando está trazado en caracteres antiguos, se torna un símbolo gráfico denominado yantra. La especialidad que estudia la ciencia de trazar los símbolos se denomina Yantra Yôga. El ÔM puede ser trazado de diversas formas. Cada manera de trazarlo encierra determinada clase de efectos y de características o tendencias filosóficas.

Cada línea de Yôga adopta un trazado típico de ÔM que tenga que ver con sus objetivos, el cual pasa a constituir su símbolo. Por esa razón, no se debe utilizar el trazado adoptado por otra Escuela, por una cuestión de ética y también para evitar choque de egrégoras.

Si usted practica Swásthya Yôga y se identifica con lo que exponemos en este libro, sin duda es de los nuestros. Eso lo autoriza a utilizar nuestro trazado del ÔM para concentrarse y meditar, así como a llevar nuestra medalla. Sólo no puede usar el ÔM antes de la firma, como hacen los graduados e instructores, hasta tanto no aprenda la forma correcta de trazarlo y obtenga la autorización de su Maestro para incorporarlo de esa manera a su nombre.

Nadie puede negar que el ÔM es un símbolo muy poderoso. Es fuerte por su trazado yántrico en sí, por su antigüedad, sus miles de años de impregnación en el inconciente colectivo, por los billones de hindúes que lo han usado y venerado, generación tras generación durante decenas de siglos, desde mucho antes de Cristo, antes de Buddha, antes de que existiera la civilización europea, ¡y durante todo ese tiempo, toda esa gente fortaleció la egrégora del ÔM!

Evidentemente, llevando un símbolo así, establecemos sintonía con una corriente de fuerza, poder y energía que es una de las mayores, más antiguas y más poderosas de la Tierra. Por eso, mucha gente asocia con la idea de protección el uso de una medalla con el símbolo del ÔM. Aunque tengamos que reconocer cierta clase de beneficios de ese orden, creemos que ése no debe ser el motivo para llevar la medalla, pues actuando así podríamos desviarnos hacia el misticismo, contra el cual nuestro linaje de Yôga (Niríshwarasámkhya) es taxativo. Se la debe usar de manera descontraída y si nos da placer; si estamos identificados con lo que significa y con el linaje que representa. No por superstición ni para obtener beneficios.
Texto extraído del libro Yôga Avanzado, de DeRose.

Oct 15, 2012

¿Qué es el ashtánga yantra?



El ashtánga yantra es el símbolo del Swásthya Yôga, el Yôga Antiguo. Sus orígenes se remontan a las más arcaicas culturas de la India y del planeta. Parte de su estructura es explicada en el Shástra Yantra Chintamani. En esa obra clásica, bajo la ilustración, está la leyenda: “Éste es el yantra que detiene la palabra en la boca del enemigo”. Constituye un verdadero escudo de protección, anclado en arquetipos del inconciente colectivo.

Como cualquier escudo de protección, no puede ser usado como arma de ataque. Así, nadie logrará usarlo para hacer daño a otro. Sin embargo, si alguien agrede a un protegido por el ashtánga yantra, resultará gravemente herido. Por eso casi todas las personas que usan la palabra para atacar a un portador del ashtánga yantra suelen recoger tan amargos infortunios, tal como ha sido verificado.
 
Al reproducirlo, esté atento al hecho de que en las extremidades de los trishúlas no hay puntas angulosas, sino curvilíneas.
Texto extraído del Yôga Avanzado, de DeRose.

Oct 11, 2012

Al final, ¿Qué es el Yôga?


Yôga es cualquier metodología estrictamente práctica que conduzca al samádhi.

Ésta es la definición que propuse en varios congresos internacionales y que, afortunadamente, fue una de las más aceptadas por todos los tipos de Yôga, que la consideran como la única que abarca las propuestas de todos.
 
Samádhi es el estado de hiperconciencia que sólo puede ser desarrollado por el Yôga. Samádhi está mucho más allá de la meditación. Para conquistar ese nivel de megalucidez, es necesario operar una serie de metamorfosis en la estructura biológica del practicante. Eso requiere tiempo y salud. Entonces, el propio Yôga, en sus etapas preliminares, provee un incremento de salud para que el individuo soporte el empuje evolutivo que se producirá durante la jornada; y provee también el tiempo necesario, ampliando la expectativa de vida, a fin de que el yôgin consiga, en vida, alcanzar su meta.
 
Los efectos sobre el cuerpo, su flexibilidad, fortalecimiento muscular, aumento de vitalidad y administración del stress se hacen sentir muy rápidamente. Pero para despertar la energía llamada kundaliní, desarrollar las paranormalidades y alcanzar el samádhi, se necesita invertir muchos años con dedicación intensiva.
 
Por eso, la mayoría de los practicantes de Yôga no se interesa por la meta en sí (kundaliní y samádhi). En vez de eso, se satisface con los fuertes y rápidos efectos sobre el cuerpo y la salud.
 
El Yôga enseña, por ejemplo, cómo respirar mejor, cómo relajarse, cómo concentrarse, cómo trabajar músculos, articulaciones, nervios, glándulas endócrinas, órganos internos, etc., a través de técnicas corporales lindísimas, fuertes, pero que respetan el ritmo biológico del practicante. La práctica completa de Yôga Antiguo (Swásthya Yôga) comprende ocho tipos de técnicas (mudrá, pújá, mantra, pránáyáma, kriyá, ásana, yôganidrá, samyama) que actúan en ocho áreas distintas, promoviendo un perfeccionamiento multilateral.

Texto extraído del libro Todo sobre Yôga, de DeRose.