Aug 5, 2013

Karma y dharma



El concepto hindú al respecto de karma es bien diferente del concepto occidental, divulgado por los grupos espiritistas y espiritualistas. Con la influencia judeocristiana, rica en nociones de culpa y pecado, el karma para los occidentales tiene la configuración de algo forzosa- mente malo, que se debe pagar con sufrimiento. 

Para el hinduismo, karma es sólo una ley de causa y efecto, del género “escupió para arriba, va a recibir una escupida en el rostro”. La pura ley del karma es simplemente mecánica y no espiritual. Ni siquiera moral. No depende de fundamentación reencarnacionista o incluso teísta. Se refiere a un mecanismo de la propia naturaleza. Una especie de energía potencial muy distante del fatalismo que le atribuimos.

Para ejemplificar la flexibilidad de ese concepto en la India, podemos citar una parábola que compara el karma con un arquero con sus flechas. El karma tendría tres etapas: la primera, equiparable al momento en que el arquero tiene su arco en reposo y las flechas descansan en el carcaj; la segunda, en que coloca una flecha en el arco, tensa y apunta a un objetivo; y la tercera, en la cual suelta la flecha.

De acuerdo con esa comparación, tanto en la primera etapa como en la segunda, el arquero tiene control absoluto sobre el karma, pudiendo, inclusive, en el último instante, dirigir su flecha hacia otro objetivo, tensar más o menos el arco para imprimir mayor o menor potencia a la flecha, o incluso desistir de tirar. Eso corresponde a un dominio de dos tercios del karma, lo que es bastante razonable comparado con nuestro concepto de destino inflexible y sobre el cual no podemos actuar.

Además, cualquiera sea nuestro karma, la libertad que tenemos sobre las formas de cumplirlo es bastante elástica. La sensación de restricción o impedimento proviene mucho más de los propios recelos de cambiar y de la acomodación de las personas, que propiamente de la ley de causa y efecto. "Yôga Avanzado" DeRose.

Feb 1, 2013

Una familia muy particular


Diariamente recibimos mucha información a través de diferentes medios por lo que hay que aprender a filtrar para adoptar solamente aquello que tenga la misma dirección de nuestros propósitos. Una fuente de mucha riqueza son los articulos de la profesora Yael Barcesat quien en estas líneas nos comparte sabíduría del propio Maestro DeRose. Excelentes recomendaciones para iniciar este año 2013.
 Una familia muy particular
Por Yael Barcesat, Calidad de vida, 16.01.2013.
Untermyer Fountain, Central Park, New York


Hace poco escuché a DeRose referirse a dos entrenamientos indispensables para lograr ser libre: uno para ser discreto y otro para ser disciplinado.
Él explicaba que si uno es discreto, el mundo le concede la libertad de hacer lo que quiera. Pero una característica muy notable del ser humano es la necesidad de compartir el conocimiento cuando éste se presenta. Es difícil refrenar el entusiasmo de anunciar un descubrimiento, esparciéndolo a los cuatro vientos.
El desafío de la discreción consiste en mantener viva la llama de las propias convicciones sin alimentarla con la vana contemplación de los profanos, nutriéndola apenas con la satisfacción de saber que los que sintonicen van a terminar encontrándose por empatía.
Por otro lado, si uno es disciplinado, consigue actuar libremente, sin riesgo de perder de vista sus objetivos a causa de las tentaciones que pueda ofrecer la libertad. Para el que es disciplinado no hace falta reprimirse a fin de preservar los hábitos que eligió. Su elección nace de la libertad y es sostenida por la disciplina. Pero para experimentar eso hay que explorar una forma de aplicarse a las tareas que no genere la sensación de renunciar al ocio, sino de ganar la actividad. En otras palabras, ver el vaso medio lleno.
Por lo tanto, discreción y disciplina son las hermanas mayores de la libertad, que ante el observador desprevenido pueden aparecer reñidas con ella y no obstante la cuidan al punto de permitirle estar en este mundo.