Después de un fuerte desayuno en Restaurante Saúl y una deliciosa sobremesa, nos dirigimos a este lugar tan bello cerca de la ciudad; lugar secreto conocido únicamente por pocos ciclistas de montaña.
Fué una mañana muy soleada y con un agradable viento atípico del verano, lo cual nos permitió caminar cómodamente por horas. Los participantes expresaron su asombro por una actividad tan saludable y llena de amistad.
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