El Yôga es una filosofía de Oriente y de la antigüedad, como tal contiene elementos de ética que en Occidente son difíciles de comprender; una de ellas es la relación Maestro-Discípulo.
Discípulo es aquel alumno que asumió libremente una relación de compromiso, empatía, lealtad y amor hacia su Maestro. Esta relación de confianza y de cariño se va creando en el compartir del día a día.
La lealtad es una de las principales virtudes que debe observar un discípulo de Yôga y constituye la octava característica del SwáSthya. El discípulo que se encuentra satisfecho con las enseñanzas de su Maestro, no necesita frecuentar otras escuelas u otros Maestros.
El practicante identificado se deleita participando y compartiendo actividades con otros alumnos que tengan su mismo sentir; pero esto no quiere decir que sean personas egoístas o que no se pueda compartir otras actividades alegremente con las demás personas.
Para esto incluyo una frase del Maestro DeRose que encontré en el blog de la Sede Decana en Argentina: www.metododerosedecana.com.ar.
“Compartir es uno de los verbos más bonitos del lenguaje universal. En nuestra cultura, tenemos por tradición compartir amistades, conocimientos, alegrías, trabajo e ideas. Ponga en práctica, además de las técnicas, el constructivo hábito de compartir”.
DeRose
Espero haber contribuído para esclarecer algunos conceptos sumamente importantes y enfatizar que creo que únicamente compartiendo podemos crecer.
Maye Alfaro
Te felicito. Practico yoga de un par de años para atrás y soy partícipe de todo lo que hace el yoga en nuestro beneficio: salud al cuerpo y al alma. Buena página, si no tuviera ya mi buen entrenador, te buscaría.
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