Aug 19, 2009

Respuestas sin preguntas


Imagen: Tramman

El hábito de preguntar es propio del alumno occidental. En el contexto de la tradición oriental, las preguntas se utilizan provechosamente, pero provienen siempre del maestro, del docente o del instructor y van encaminadas hacia el que está en un grado inferior en la escala de conocimiento y experiencia.

Este sistema se basa en la comprobación de que no basta la asimilación pasiva del conocimiento por parte del que aprende (ya sea alumno o instructor, siempre deberá mantener la actitud de discípulo ante su propio instructor y más aún ante su Maestro). Este conocimiento debe ser llamado a la superficie, hecho consciente, por medio del ejercicio sistemático de la pregunta del instructor. ¿Cuántas veces hemos escuchado las mismas enseñanzas por parte de nuestros profesores en el colegio o en la universidad, y a la hora de responder una pregunta relacionada descubrimos con asombro que las palabras se rehúsan a acudir en nuestro auxilio, y quedamos simplemente mudos? Sin embargo, la pregunta en boca del alumno está siempre a la orden del día, y con frecuencia su respuesta no perdura en su memoria, ya que la maquinaria mental se aplicó a la formulación de la pregunta y no a la deducción y asimilación de la respuesta.

A lo largo de años de aprendizaje, el alumno muchas veces se ve en la situación de carecer de respuesta ante determinadas preguntas de sus preceptores. En esos momentos es cuando puede salir a la luz un conocimiento empírico, nacido de su experiencia personal, que si no es podado por los paradigmas intelectuales o por la propia inseguridad, aflora como una respuesta que queda registrada en la memoria consciente de manera indeleble.

La interrogación busca el sosiego de una respuesta absoluta. Sin embargo, cuando se trata de la transmisión de filosofías teóricas o prácticas, la respuesta puede simplemente perder su sentido apenas se la formule con palabras. El maestro se enfrenta a la posibilidad de mostrar a su alumno un tesoro deslumbrante, que resultará apenas una moneda oxidada si no es cuidadosamente entregado.  

La pregunta nace de un pedido, de una carencia. Muchas veces es únicamente un reclamo de atención. Si se quiere aprender, en cambio, es necesaria una actitud de generosidad y disposición para compartir, aunque sea poco lo que se tiene en términos de conocimiento. Ese impulso de dar (dar atención, dar disposición para el aprendizaje) genera un clima propicio para la enseñanza de cualquier filosofía, arte o técnica.

El Método DeRose se transmite de la forma oriental y arcaica, en la cual se valoriza la asimilación del conocimiento (palabra que tiene la misma raíz que conciencia) por sobre la adquisición de información.
Profesora Yael Barcesat

Para saber más sobre el Método DeRose:
MetodoDeRose.com.ar

1 comment:

  1. Que documento tan bueno!!! como me gustaria que todos los practicantes lo tomaramos en cuenta...nos facilitaria la enseñanza...gracias Charlie por incluirlo en el blog

    ReplyDelete